Según dicen los entendidos en
inteligencia emocional, parece que el amor es directamente proporcional al
equilibrio entre las emociones positivas y negativas y a la proactividad, e
inversamente proporcional a la indiferencia.
El secreto para vivir un amor que
perdure en el tiempo, según parece, pasa por equilibrar los pensamientos
positivos y negativos, ya que pesan cinco veces más los negativos que los
positivos, en cuanto a la proactividad, no hay que dejar pasar una oportunidad
para hacer un gesto de amor o de amabilidad. Parece que de lo que más nos
arrepentimos las personas al final de nuestra vida, es de no haber sido
cariñosos con los demás y que una muestra de afecto, por pequeña que sea puede
ayudar a superar situaciones traumáticas.
En cuanto a la indiferencia, es
otro hándicaps contra lo que hay que luchar a diario, la indiferencia es
realmente el opuesto al amor y no el odio.
La mejor herramienta para
aprender a amar es practicarlo, la ciencia sabe que sentir, reír, jugar y abrazar
nos ayudan a vivir mejor .
Estamos obligados a intentar amar
y a enseñar a los que vienen por detrás nuestro.
La verdad es que yo encuentro esta
reflexión muy acertada para describir lo que sentimos al cocinar para otros,
nuestras emociones, nuestros miedos, nuestra indiferencia, nuestro cariño, todo
es un condicionante para que nos salga un buen plato y que se redondee una buena
velada, familiar, de amigos o profesional.
Con mis mejores deseos para todos
vosotros, os dedico este plato, gracias por visitarme.
Ingredientes:
Ingredientes:
- Salmón fresco
- Arroz mezclado
- Salsa de soja
- Salsa de ostras
Como lo hacemos:
Pasamos el salmón por la plancha, cocemos el arroz como estemos habituados sin que se pase y que quede suelto.
Para la salsa mezclamos 6 cucharadas de salsa de soja con dos cucharadas de salsa de ostras y ya estamos listos para comer, no salamos el salmón ya que la soja es potente en sal.
Espero que os guste, es muy equilibrada y sencilla de hacer.
¿Nos vemos el sábado?.