sábado, 25 de enero de 2014

Sardinas marinadas, con arroz en Sushi

Erase que se era… un próspero país de divinos emperadores milenarios, en el que después de un desastre atómico, tomo las riendas del futuro la última deidad del Trono del Crisantemo. En el habitaba una niña que a su corta edad descubrió que lo contado sobre la divinidad de su emperador era mentira, al observar que el tiraba una colilla por la ventanilla de su limusina, “Los dioses no fuman, pensó”.
Ella fue elegida  a dedo por el emperador para ser su esposa y aunque se negaba, las presiones de palacio y las invocaciones patrióticas de sus padres le hicieron aceptar.
La plebeya emparento con la dinastía más antigua del mundo, pero al no poder concebir un hijo varón que garantizase la sucesión dinástica, entró en una depresión crónica.
Dejo de aparecer en fiestas y eventos reales y todo tipo de especulaciones rodeaban a su persona, los funcionarios alérgicos a las transigencias occidentales y el peso de la tradición de un imperio creado el siglo V antes de Cristo, hacían de su estado emocional un misterio y agravaban su estado emocional.
Su formación era intachable, licenciada en Ciencias Económicas por Harvard, en Derecho por la Universidad de Tokio y con un posgrado de Oxford en Relaciones Internacionales. Hija de un diplomático ex viceministro, el perfil de la joven, moderna y emancipada, imantó a los celestinos encargados del casting de jóvenes casaderas, que negaron su carrera y su personalidad. 
Ella rechazó al príncipe en varias ocasiones,  porque el matrimonio concertado no entraba en sus planes y menos la inmolación profesional: la renuncia al ejercicio de la diplomacia a cambio del enclaustramiento y la sistemática persecución del hijo varón. La amenaza de la sucesión a favor de un sobrino y no de su hija agravaba su estado de melancolía, ¡dicen que el sigue enamorado!
No puede salir de palacio sin permiso, no tiene tarjeta de crédito, no dispone de acceso ilimitado a las comunicaciones telefónicas y a los familiares directos, ni cuenta con pasaporte individual, ni rutina propia. Pudo haber sido una excelente embajadora, pero en lugar de eso se hundió en un ambiente mohoso, y extemporáneo, donde le aconsejaron caminar tres pasos por detrás de su marido, no hablar a menos que se le hable, sonreír un poco, saludar un poco…
La tristeza y la ansiedad son viejas conocidas en palacio. Hace seis años, hace seis años  la emperatriz parece haber recurrido a la fantasía infantil, haberse imaginado invisible, escapando de las rigideces monárquicas en una feliz ensoñación. La princesa triste batalla de nuevo contra los grilletes imperiales, reclama aire fresco, libertad y presente para que el Trono del Crisantemo deje de ser la institución herrumbrosa en el Japón liberal y moderno.
Masako, señora, permítame dedicarle esta receta para que siga luchando, para que consiga ser usted misma y para que encuentre la felicidad y la de su hija.

(Basado en historias leídas sobre la ilustre princesa.) 


Ingredientes para el arroz:
  • Una taza de arroz para Sushi
  • Taza y media de agua
  • Tres cucharadas de vinagre de arroz
  • Una cucharada de azúcar
  • Una cucharadita de sal
Ingredientes para el pescado:
  • Seis sardinas pequeñas
  • Un limón
  • Una naranja
  • Dos cucharadas de salsa de soja







Como lo preparamos:
Lavamos el arroz en abundante agua fría, le quitamos el almidón y cocemos en el agua con la sal 10 minutos, dejamos reposar fuera del calor otros 10 minutos y escurrimos enfriándolo, le añadimos el vinagre de arroz donde hemos diluido el azúcar previamente, removemos y reservamos.
Dos horas antes limpiamos el pescado, sacamos los lomos, limpiando cualquier espina, los ponemos a macerar en la mezcla de zumo de limón, naranja y la salsa de soja durante dos horas.

En un molde ponemos un poco de arroz bien escurrido, presionamos ligeramente y colocamos unos filetes de sardina y una hoja de lechuga, repetimos la operación con otro poco de arroz y decoramos.





El zumo sobrante lo colamos y ponemos en la mesa para mojar un poco el Sushi.

¿Nos vemos el sábado? 

domingo, 19 de enero de 2014

Lomo de orza con salsa de crema del piquillo.



El empresario valenciano Juan Roig, propietario de Mercadona, ha presentado los 15 proyectos de emprendedores con que arranca la plataforma 'Lanzadera', que él mismo ha puesto en marcha, y que contarán con una financiación de hasta 3 millones de euros en total.
Bueno veo que todo no es ganar pasta, yo pienso presentar un proyecto para ver si cuaja, la verdad es que necesito un socio, que tenga buenas dotes como enólogo de perfumes y cosmética, se trata de crear una gama de cosmética algo especial.

Me chivan desde Palm Beach, que Tom Cruise emplea una mascarilla facial carísima hecha a base de excrementos de ruiseñor, arroz integral y agua. Parece que funciona, el actor luce la misma cara desde hace años, también se animó al tratamiento Victoria Beckam, ella al probar el mejunje quedó gratamente impresionada.
Todos sabemos que el uso el caviar en la cosmética está muy extendido, pero sale algo caro para producirlo, en cambio el tratamiento que propongo tiene unos bajos costes de producción, el arroz integral del Mercadona, el agua del grifo y los excrementos, que creo, que nos pagarán por retirarlos de la granja.
En su justa medida de agua, arroz y sin pasarse con el otro ingrediente, seguro que podemos forrarnos. Le damos la exclusiva de venta a Juan Roig y a exportarlo a los EEUU.

 Mira, creo que hablaré con mi amiga Penélope para que nos sirva de representante y que nos haga un sensual vídeo para la promoción.
¿Qué, te animas a que emprendamos este negocio juntos?, dímelo en los comentarios y quedamos con Juanito en Valencia para tratar el tema.

Esta receta es para ti, mi nueva/o socio.





Ingredientes:

  • Filetes de lomo de orza
  • Un paquete de nata para cocinar
  • Seis pimientos del piquillo
  • Sal, pimienta negra
  • Nuez moscada


  
Como lo preparamos:

Los filetes de lomo de orza me los regaló una amiga que tiene por costumbre hacerlos en el invierno, pero para el caso unos filetes de cinta de lomo frescos valen.
Los pasamos por la plancha una vez salados. Para la salsa pasamos los pimientos por la plancha un par de minutos y después por la batidora junto a la nata, salamos y le añadimos la pimienta y la nuez moscada, cocemos cuatro minutos a fuego medio.
Servimos junto a ensalada, bañando ligeramente con la salsa los filetes de lomo.



Muy sencillo y muy rico, comida para un sábado o una cena para con los amigos, sin complicarse  la vida y con éxito asegurado ( de lo que se trata).
¿Nos vemos este sábado?, tengo invitados que presentarte.