Cenando el otro día con algunos amigos,
salió a debate el tema de las futuras elecciones, como es de esperar en estos
tiempos que vivimos.
Uno de los que estaba en la mesa está
relacionado con la organización de campañas de un partido político, en la
charla nos desveló donde estaba uno de los secretos para que un candidato
ganara las elecciones, si, digo un candidato, ya que los votantes mayoritariamente
votan a la persona y no al partido y sobre todo, ese gran porcentaje que son
los indecisos, los que suelen hacer que la balanza se incline hacia un lado u
otro.
El mercado de las emociones hace que
se oriente el voto, el candidato o partido político que triunfa en los comicios,
no necesariamente es el mejor, es el que se percibe como mejor por la mayoría
de los votantes. Los votantes prefieren ver y escuchar expresiones que
despierten emociones y sentimientos positivos; quieren sentir a los candidatos como personas compasivas, altruistas,
corteses, humanas, que nos inviten a crecer como individuos y como sociedad, en
vez de jugar con nuestros miedos y necesidades, a esto se le llama ”inteligencia
emocional” y los nuevos políticos la están adoptando como parte de su perfil ¡¡¡menuda
arma!!!
“Hay que conectarse emocionalmente con
los votantes, hay que hacerse cargo del estado de ánimo de los otros. El
liderazgo consiste en estar con la gente, con su sufrimiento, abriéndole
horizontes”
Que bien nos iría si sensibilizáramos a los
educadores sobre la importancia de la Educación de las Emociones y de los
beneficios personales y sociales que conlleva.
Hasta ahora, si revisamos sobre cómo educan los
profesores (salvo honrosas excepciones), se enfatiza en el aprendizaje y la enseñanza de modelos de
conductas correctas, haciendo escasa mención a los sentimientos y emociones
generadas por uno y otro. Es decir, manejar y, hasta cierto punto controlar, el
comportamiento de los alumnos sin atender a las emociones ocultas de tales conductas.
Debemos comprender y crear en nuestros
adolescentes una forma inteligente de sentir.
Señores políticos y gobernantes, mejor no
iría a todos, si:
No se tratara de poner el corazón cerca del pueblo, sino al
pueblo cerca del corazón.
Ingredientes:
- Melva o pez limón fresco
- Espinacas frescas
- Puerro
- Tómate natural
- Sal, aceite de oliva virgen y pimienta blanca.
Como lo hacemos.
Limpiamos el pescado, sacamos los lomos y con todo lo demás hacemos una sopa añadiéndole el puerro troceado, lo dejamos cocer lentamente y por gran tiempo para sacarle el máximo de sabor.
Colamos la sopa y en el caldo cocemos a gusto los lomos ya salados, los reservamos y colamos de nuevo. Añadimos las espinacas y salpimentamos, cocemos unos 3 minutos, lo trituramos finamente y lo colamos de nuevo.
Servimos la sopa e introducimos el pescado, si batimos bien con la batidora sacaremos una espumo de espinacas que podemos utilizar para decorar.
Riquísima y muy sencilla.
Espero que os guste, a mis invitados les encantó.